Vamos a empezar por lo más básico de todo: Scrum es un marco de trabajo que, para que funcione bien de verdad, necesita ir acompañado de la filosofía Agile reflejada en el Agile Manifesto. Esta filosofía lo que nos dice, entre otras cosas, es que los individuos son más importantes que los procesos o las herramientas y que tenemos que fomentar y favorecer su auto-organización, motivación y crecimiento.
Para el crecimiento del equipo, el propio Manifesto ya prevé que "a intervalos regulares el equipo reflexiona sobre cómo ser más efectivo para a continuación ajustar y perfeccionar su comportamiento en consecuencia" y para cubrir ese punto en Scrum tenemos un evento llamado Sprint Retrospective, donde evaluamos cómo podemos mejorar como grupo.
A la hora de ver cómo seguir mejorando podemos centrarnos en ver qué hemos hecho bien para asegurarnos de que se mantiene o incluso se mejora; y qué no hemos hecho bien para corregirlo o eliminarlo según sea el caso.
Eso sí, al ver en qué hemos fallado, podríamos caer en la tentación de buscar culpables para luego poner su foto en un "muro de la vergüenza" u otra forma similar de que la persona quede marcada y el fallo reflejado. Con eso muy probablemente los miembros del equipo quieran evitar ver su nombre asociado con cualquier tipo de represalia, señalamiento y/o castigo y por tanto dejen de fallar.
¡Enhorabuena! Ya has conseguido que el equipo no falle. Ahora deberías presentar tu dimisión por incompetente porque acabas de fastidiar a todo el equipo.
Si un equipo nota que el fallo se castiga, el equipo dejará de fallar, pero eso implicará que los miembros del equipo se mantendrán siempre en su zona de confort haciendo sólo aquello que saben hacer. Por tanto, dejarán de probar cosas nuevas, dejarán de investigar, dejarán de aprender y se atascarán tanto personal como profesionalmente, lo cual repercutirá también en la calidad del producto y por ende en la satisfacción de nuestros usuarios.
Nunca castigues un error. Al contrario. ¡Los fallos se celebran! Porque reflejan que el equipo se esfuerza por hacer cosas difíciles y que salen de su zona de confort buscando qué es lo mejor para nuestros usuarios. De los fallos se aprende y siempre podemos sacar conclusiones que ayuden al equipo en su crecimiento, tanto individual como colectivo.
Los niños aprenden equivocándose y, los profesionales del desarrollo de un producto complejo también. Tienen que ir aprendiendo continuamente sobre el entorno (producto, herramientas, características, usuarios finales, etc.) equivocándose y aprovechando lo aprendido para que el equipo lo aproveche.
Además, recuerda que los valores de Scrum promueven que el error ocurra sin que se pueda ver como un drama:
Por un lado el
Respeto impide cualquier tipo de represalia y por otro el
Coraje invita a los miembros del equipo a salir de su zona de confort y probar aquello que pueda ser bueno para nuestro producto/cliente/usuario.